Todo el mundo ya ha hablado de Smoking Club, del humo, del pulled pork, de sus alcachofas y de todo lo que allí se cuede (o se humea) de la mano del gran Javier Bonet, porque sí, soy bastante fan de él y de todo lo que hace. Gracias por posicionar a la Calle Ponzano donde está, ¡bravo!

Dicho lo cual, Smoking Club ha sido para mi la mejor mutación de Muta, que tras Muta Brasil, Muta Norte y Muta Balear, llega un concepto nuevo con mucho humo y nada que ver con los anteriores. Lugar tenue ambientado al más puro estilo Club de la lucha donde se aplaude todo lo que rodea a la carne, con permiso del salmón. Un lugar donde las verduras no se consideran acompañamiento y donde el pan es de todo menos el pan que hoy en día vemos por ahí, marcando la diferencia.




¿QUÉ? Si me tengo que quedar con un plato, ese es el pulled pork, por su sabor y su textura en fibras que lo hace de los más apetecible, además muy saludable su forma de cocinado. Por otro lado para picar unas alcachofas que comerás como pipas, los pimientos de Gernika o para resumir un poco, la bandeja de cuatro piezas, salmón incluido. Todo asado con humo, el sabor es especial.

¿QUIÉN? Lógicamente quien más lo va a disfrutar son los forofos de la brasa o de las parrilladas, el sabor y el gusto que deja el humo es su sello de identidad. Los carnívoros tanto del cerdo, como de la ternera, los amantes de comer con las manos por las costillas, incluso los que son muy de calcotada, las alcachofas pueden hacer un tímido guiño.

Situado en C/ Ponzano 10, Madrid

Y mira que me gusta a mi la zona de Jorge Juan, desde su calle, hasta su callejón, sin descuidar el de Puigcerdá, donde se concentran el mayor número de restaurantes la mar de apañados y en los que he estado, no sé si en todos, pero por lo menos en casi todos. NO, Los Gallos o este nueva imagen del 5 Jotas con una inspiración a campo, a cerdos y a bellotas con un gusto exquisito. Y para exquisito lo que hay ahí dentro, y no, no sólo de jamón vive el hombre.








¿QUÉ? ¿Hay algo más que buen jamón? Por supuesto, y para muestra el menú que nos sirvieron.  Sashimi de secreto 5J con algas (el plato más sorprendente si cabe), tartar de solomillo con cigala o unos huevos con jamón versionados con una crema de guisantes y huevos a baja temperatura. En el apartado de los postres, lo clásico como tocinillo de cielo o las famosas torrijas.

¿QUIÉN? Para los amantes del campo el 5J es una buena opción, al igual que los que le guste versionar el pasado con el presente. Carnívoros y amigos del cerdo hasta por los andares lo tenéis en sus múltiples versiones de lo más conseguidos remezclados con productos de lo más apetecibles como las algas.

Situado en Callejón de Puigcerdá s/n, Madrid

Es uno de mis sitios favoritos. Es mi McDonalds, es mi "comida que me sobró de ayer", es mi camisa blanca ante la duda. Es el lugar donde recurro siempre que surge un plan. En Federal me podrás encontrar un sábado o domingo a eso de la 1 de la tarde. Federal es así, un lugar agradable donde leer un periódico o embarcarte en una conversación con Celia o Marina, es lugar donde te puedes encontrar a amigos de Juan, donde Jose María el dueño te pregunta qué tal andas y te busca mesa lo antes posible. Así es Federal.





¿QUÉ? Para ir y hacer desayunocomida saltándote la media mañana. No hay brunch pero te lo puedes montar tú en un periquete. Yo siempre (o casi siempre) me pido lo mismo. 2 tostadas de pan de pueblo, mi ración de cereales diaria, salmón por el punto de los omegas, aguacate por los ácidos grasos insaturados (los buenos, sí), un par de huevos por las proteínas y queso halloumi por tomarme un lácteo. Ah, y zumo de naranja por el chute de vitaminas gracias a la fruta.

¿QUIÉN? La verdad que la carta está bastante adaptada tanto a celiacos, personas que andan perdiendo peso, diabéticos, veganos, o incluso deportistas, porque hay buena materia prima en tema de proteínas. Los golosos encontrarán una amplia variedad de tartas hechas por ellos mismo, todo casero y artesanas. Y los vitamínicos se pondrán las botas con tanto zumo y smothie.

Situado en Pza de las Comendadoras 9, Madrid

Hace unos días, cuando la lluvia y las nubes sobrevolaban nuestras cabezas, decidí tirar millas para el norte y disfrutar de los días grises, entre vinos y platos de cuchara.
El lugar fue La Rioja. Logroño y su calle Laurel, sus típicas tapas curiosas y tradicionales cuanto menos (los nombres lo mejor) y una escapada para visitar alguna bodega a La Rioja Alavesa.

Pero para bodega, bodega, mimetizada con el paisaje, Ysios. Esas ondas que aparecías y desaparecían entre la niebla, esas ondas que se confunden con la montaña pero que tienen suficiente personalidad como para destacar, esas ondas de Calatrava, ¡esas ondas!








Por fuera parece una construcción de Lego pero a lo bestia. Es impresionante, es fuerte, y majestuosa. Imponente y a la vez tranquila, ondas, ondas y más ondas con un pequeño lago en la parte delantera que cuando hace sol refleja toda la estructura. Y si ves Ysios desde el cielo, simula una gigantesca copa de vino.








Por dentro unas cubas no especialmente grande pero con capacidad para hacer un gran vino del cual sólo sacan los años que sale muy bueno, una edición premium.
Lo curioso es la sala donde se encuentran las barricas con una humedad muy alta y con un humidificador que hace que la sala esté en penumbra y se te rice el pelo. Las barricas de roble francés, americano, y ojo al dato, ¡húngaro! Tras el tour por la bodega, quedaba lo mejor, la cata. Y no sólo por el vino, sino por lo bien montado que lo tienen.








Una cata entretenida y amena. No especialmente larga así que es apta para principiantes e incluso para los que no son amantes del vino, que pueden optar por el embutido, con control que sino a los demás se nos sube el alcohol a la cabeza.

Un gustazo poder visitar esta obra de arte entre montañas, gracias Ysios.