Y hablando de las 5 comidas al día (ya sabéis que soy muy pesado como buen nutricionista), aquí está la excepción que confirma la regla, porque un día es un día y no pasa nada. Yo lo comparo con lo siguiente: que estés cuidándote toda la semana y que hagas un exceso, no te tiene que desmadrar el peso, al igual que una persona que come todos los días fast food y un día come una ensalada no le va a adelgazar. Ahí dejo la moraleja. A disfrutar el fin de semana, ¡o para algunos el puente!

Por todos es sabido cual es mi profesión y a lo que me dedico, por no hablar de las acepciones de la misma. Desde Personal Eating Trainer, nutri, hasta gordólogo...¡cualquier apodo es bueno!
Pero lo que si es verdad es que el ser nutricionista me ha permitido llegar a sitios como Deliveroo y darle otro punto de vista a la comida a domicilio. Quizás el ser nutricionista de Deliveroo es #MiMejorExcusa para pedir comida a domicilio, ¡sé elegir la opción más saludable!




Y es que pedir comida healthy a domicilio, me permite varias cosas en mi día a día:

- Me permiten el acceso a restaurantes saludables donde no sólo una hoja de lechuga o una pechuga de pollo aburrida inundará mi plato. Mi opción de anoche, gazpacho de fresa y costillas con ensalada de quinoa y mango, ¡saludable y muy sabroso!

- Puedo salir a correr media hora mientras me van preparando la cena y me la llevan a casa. Es verdad que saludo al repartidor con la lengua fuera, pero oye, ya me van conociendo...

- Pedir la comida antes de salir a hacer ejercicio hace que no atraque la nevera a la vuelta, me controlo desde el punto de vista nutricional y eso hace mantenerme en mi peso y controlar la ansiedad

- Lo que más me apetece después de haber cenado mis platos healthy es una buena ducha y tumbarme en el sofá, ¡no tengo que recoger nada ni fregar!

No sé a qué estás esperando para calzarte las zapatillas y salir a correr, eso sí, no te olvides de pedir a Deliveroo y para más satisfacción te dejo el código EXCUSASSANAS  donde tendrás 8 euros para tu  primer pedido.

Hace ya 10 días, cogí la maleta y me planté en Pamplona. Concretamente a 20 km, en la Bodega Otazu. Íbamos a celebrar la fiesta de la vendimia que parece ser que es como celebrar fin de año en la Puerta del Sol, algo por todo lo alto. Y así fue. El lugar de lo más apetecible rodeado de pequeñas montañas y unos arboles inmensos dentro del señorío.














Copa en mano, hicimos un tour de lo más apetecible. Otazu cuenta con una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes de España, y es que su fundación privada tiene obras de artistas británicos y nacionales. Obras mezcladas entre las barricas que hacen de la visita algo sensorial no sólo al gusto o al olfato, sino también a la vista.

Por dentro del señorío te encuentras material de labranza, madera, y cosas de antaño. Es un lugar sencillo, sin pretensiones arquitectónicas donde lo que destaca es lo de toda la vida.










Hicimos un receso para reponer fuerzas con un poco de chistorra del lugar y algún que otro queso y nos pusimos manos a la obra.
Era la fiesta de la vendimia y como tal había que remangarse la camisa (y también los pantalones) porque la uva nos esperaba. Recoger racimos de uva ya los había recogido por mi querida Zamora, pero lo de pisar la uva como tal, nunca lo había hecho. Fue algo muy divertido y una sensación rara pero de lo más recomendable. Fue como volver a tu infancia y escuchar una voz materna de fondo "con la comida no se juega" y así hasta que se te arruguen los dedos de los pies como garbanzos.




Cata, comida, cena, paseos, bailes, flamenco, un dj...creo que no faltó absolutamente nada en Otazu. Una experiencia de lo más divertida y sobre todo compartirla con gente tan interesante como Guillermo el dueño y José Luis el enólogo al cual ya conocía de Madrid.




Un buen descanso en el Hotel Muga de Beloso y como no, antes de poner rumbo de vuelta a la capital, un buen desayuno de campeones (tras una jornada deportiva, que después me decís que no me muevo). Un buen comienzo del otoño, ¡así si!