lunes, 27 de febrero de 2017

Dstage, ¡trampa-al-ojo!

Hace ya un año que Juan y yo fuimos a Dstage para darnos un homenaje al cuerpo. Y es que la verdad nunca he tenido la oportunidad de publicarlo en el blog, llevaba en la nevera mucho tiempo, pero es el momento de sacarlo ya que mi colega Luis me contó el otro día lo que le había gustado.

Dstage, ¡qué decir que no se haya dicho! Para mi uno de mis restaurantes de referencia junto con Horcher (sé que es comparar a un hipster con un pijo, pero me gustan cada uno en su estilo). Y es que la situación, el lugar, la pompa que envuelve la experiencia y por supuesto los bocados que allí se disfrutan hacen que sea un lugar de referencia.




Empezamos degustando unas zamburiñas mientras controlábamos la emoción de estar allí y aposentábamos nuestros culos en los sofás de la entrada. "Pueden pasar, Diego les está esperando". Ojos como platos listos para aprender.












Tras unos minutos deleitándonos con el director de la orquesta, empezamos con los primeros platos una cantinela de contrastes y emociones. Quizás usar adjetivos tan comunes como "bueno, rico, y exquisito" se quedan pequeños para definir estos platos, pero la sorpresa por parte de los mismos, no me deja definirlos de otra manera.

El atún con un falso wasabi a base de foie era de deshacerse en la boca, el pulpo a la llama o los sorprendentes raviolis de alubias de Tolosa...quizás el plato más conocido por ser lo que no es, y es que lo que parecen alubias es morcilla. Un trampantojo en toda regla.








Como platos fuertes, la merluza con sagu ibérico. Una cocción sublime del pescado que se presenta como una competencia directa de la merluza de Alabaster. Una carne cocinada a baja temperatura durante muchas horas y con toques ahumados...los caldos que acompañan a los platos son de 10, que se me ha olvidado reserñarlos en la primera parte.








¡Ay las hojas de cáctus! Frescor para la boca y romper con la cena para comenzar con los postres. El falso maiz que venía a ser algodón de azúcar o el ajo morado otro de sus clásicos, se suma a la lista de los trampantojos.

Fin del último acto y de la función. Una gran función que acabó con aplausos por parte de nuestros paladares. Espero volver muy muy pronto. Gracias Diego.

jueves, 23 de febrero de 2017

Picsa, la cuadratura del círculo

Mira que las he comido veces (vivo muy cerca), pero nunca lo he llegado a publicar en el blog, y es que realmente lo que destaca de Picsa para mi, no son la calidad de sus pizzas, sino la amplia variedad y el mix de ingredientes en las mismas. Me sorprende que metan trompetas de la muerte, chorizo criollo o berenjenas y el resultado sea muy bueno.




Sé que no es una novedad en el barrio de Chamberí, pero es importante reseñarlo. Si quieres pizzas diferentes, sorprendentes y ricas, no dejes de ir a Picsa. Y por cierto, ya sé porqué nunca lo he publicado, y es que realmente Deliveroo son los que me las traen a casa, ¡ay, bendito Deliveroo!

viernes, 17 de febrero de 2017

Portada de Rocio Crusset, Women's Heath

No es que salga yo este mes en la revista Women's Health, no (pero porque no me quedan bien los bikinis, no por otra cosa).
Bromas aparte, me hace mucha ilusión compartir con vosotros el trabajo bien hecho, y es que este mes de marzo, mi paciente Rocío, es portada de la revista Women's Health.




Esto es un trabajo en equipo, y sobre todo el buen trabajo que hace ella. Lo disciplinada que es, la rutina que lleva a cabo y lo mejor de todo, que se puede exceder algún día (que lo sé yo), y no pasa nada. ¡Te felicito colegui!

jueves, 9 de febrero de 2017

Nubes, comer entre algodones

Si hay algo que gane a la decoración interna de un restaurante, es la parte externa. Quizás esta no sea la mejor foto, pero las vistas desde Nubes, el nuevo restaurante de El Corte Inglés de Castellana, no tienen desperdicio. Y haciendo alusión a su nombre, el restaurante está en las nubes. Un espacio abierto, luminoso, con unos buenos ventanales hacen de un lugar cálido y agradable donde llevar a tus padres.








La carta cuenta con buenas verduras de Huerta de Carabaña, y un surtido jugoso de platos de carne donde no falta el steak tartar entre otros. A mi me gustó mucho una especie de risotto con boletus y parmesano. Como punto a favor, los cócteles. Quizás aparte de ir a comer, se puede ir a degustar y pasar la tarde en su inmensa barra cuajada de destilados y demás mezcolanzas. Fruto de ello puedes disfrutar de un bloody Mary mientras te envuelves de la decoración de Pascua Ortega, que por cierto tiene un bodegón/lámpara central de cacharros de cocina que ya lo querría yo para mi casa. 

jueves, 2 de febrero de 2017

Sasha Boom, ¡vuelve la fusión!

Acabé el año yendo a este restaurante que no conocía, y prácticamente he empezado el año repitiendo, y es que Sasha Boom me parece un buen sitio para ir y repetir. Es cocina de fusión con base asiático peruana remasterizado. Lo mejor de todo, es que mezclan ingredientes imposibles y aún así les sale bien porque ninguno se enmascara. Esto es como ponerte pantalón de cuadros, camisa de rayas y jersey de lunares, todo de diferentes colores y que encima te salga bien.












Me quedo con su ceviche de leche de tigre que lo bordan a la perfección. Sí, ceviche, otro más, pero este no tiene desperdicio. La pizzeta libanesa con queso Halloumi me flipó porque siempre lo había tomado en ensalada. Ojo que los bao de cangrejo están bastante bien, y mira que soy muy poco amigo de los bao porque me parece algo simplón.

Tienen un buen manejo de los frutos secos (los usan en la mayoría de los platos) y es que desde el punto de vista nutricional eso es un plus. Como aplauso personal, bravo por el cilantro, porque me gusta y le da un toque al plato.








Unos buenos dumplings con una salsa (creo recordar de cangrejo) que estaba bien espesa y sabrosa, para meter una pajita ahí y absorber todo el plato. El plato de solomillo con verduras al estilo vietnamita muy bueno y grandiosa la carne, y si me tengo que decantar en esto, el arroz a banda de pato, fue un "buah", no sé si por el arroz verde, o la salsa alioli que llevaba...y bravo por meter nabo a un plato, ese gran olvidado.






En cuanto a los postres, siento mucho decir que me quedo con los monchis caseros. Sacaron un gran surtido de helados sorprendentes, o picarones peruanos que vienen a ser unos buñuelos para mi gusto un poco "bomba de relojería", pero me decanto por los monchis, me dejaron flipado.

Quizás debería reseñar los mejillones que los probé la vez anterior y que me gustaron, sobre todo por ese toque picante. Y poco más que añadir, si queréis un restaurante con sorpresas (y buenos cócteles) y un extra de especias bien puestas, Sasha Boom te está esperando, eso sí, con tiempo para disfrutar, que no es un restaurante de ventilarlo en una hora.