El pasado mes de febrero, mis amigos del trabajo y yo organizamos un viaje a Marruecos. Fin de semana, vuelo barato, hotel normalito...¡viaje redondo! Y es que en un fin de semana puedes visitar un par de ciudades de Marruecos según la zona a la que vayas. Mucha gente deja este país en el tintero porque siempre dice "está aqui al lado", pero es una auténtica maravilla descubrir lo que a una hora de vuelo te puedes encontrar, un nuevo mundo.


En concreto fuimos a Casablanca (la ciudad más fea y sucia que he visto), visitamos la Medina ese lugar entretenido donde te venden desde un pollo hasta una cachimba. Aun así también hicimos una incursión en Rabat, muy recomendable.

Este fin de semana pasado, invitados por la familia Romero nos acercamos hasta Badajoz, concretamente al pantano de García Sola donde el Sr Padilla es el Dtor Gral de la C.H.G. y a parte, hijo adoptivo de los Romero. Alli pudimos disfrutar de un enclave verde, sin ruidos, donde una persona de asfalto como yo agradece regresar de vez en cuando y retomar ese contacto con la naturaleza, comer melocotones cogidos del melocotonero del campo, y esas cosas que en la ciudad no existe.

Hechos los agradecimientos, trinchemos el pavo que es lo que más nos gusta. Situémonos, Guadalupe.

Tal cual, y como bien digo en el título, este céntrico restaurante situado en la calle Velázquez 102, se ha convertido en el descubrimiento del año.

Con alma de afterwork en la parte de abajo y evitando hacerte caer en el autismo social, este restaurante de apariencia fría por su decoración y lleno hasta la bandera siempre que he ido, hace que la estancia alli sea de lo más agradable y entretenida.

Como bien dice el refrán, "Zamora no se hizo en una hora", y en el tema gastronómico también pasa lo mismo, los zamoranos en el tapeo nos tomamos una hora o las que hagan falta, a veces (y como bien dice mi padre), en Zamora, por mucho que tengas recados y demás cosas que hacer, siempre te queda tiempo para tomarte un vino.


Muchos son los lugares de tapas y pocos donde ponen muy buenas tapas, yo me quedo con ambos, ya que siempre guardan algo bueno.

Los sábados al mediodía, por ejemplo, es típico ir a El Portón, pedirte un buen vino de la tierra, que te pongan una tapa y si a mayores quieres probar unos buenos calamares con pimientos de padrón, triunfarás. A continuación está el Antonio, típico sitio zamorano de toda la vida, donde la tortilla era su plato estrella y cualquier tapa que Aurora hubiese hecho, ahora bien, ha cambiado de manos y no sé que tal está, no quiero ser cruel con lo que he oido por ahi, ya que como vuelvo a repetir, para opinar, tienes que haberlo probado antes. Para continuar El Hispano está muy bien (ya hablé de el).

En el tema nocturno, un viernes o sábado (con amigos mucho mejor), la alineación es la siguiente:
Con el número uno Los Lobos, abanderados con los pinchos morunos, y su manera de pedirlos, le sigue de cerca (y nunca mejor dicho porque está enfrente) El Sevilla, típicos calamares recien hechos, y variedad de tapas, si la cosa se va complicando, El Kalima y sus montados de lomo es otra elección para seguir la noche (todos ellos a muy buen precio).
De ahi a la zona de bares que todo el mundo ha oido hablar, Los Herreros, aunque este lugar que nada tiene que envidiarle a la ONU por la variedad de especies que alli transitan, merece un capítulo a parte.

Si la cosa empieza en sentido contrario, un buen sitio para empezar es La Sal, tapas de autor, al estilo de Rubén, hechas en el momento, foie, jamón, micuit todas acompañadas de un largo apellido, bañadas con buenos vinos. Subir la céntrica calle Santa Clara hasta llegar a La Caña, buena presa, buen ambiente y variedad de tapas, pegado está La Vinacoteca, embutido por doquier hace que el momento sea todo un festival del sabor, platos de lomo, jamón, queso...

Como aportación a la causa y que en mi cuaderno ocupan un buen lugar, tengo que hablar de los desconocidos Alfres, donde ponen una crujiente jeta de cerdo, también champiñón...sino conoces el sitio, nunca entrarás ya que no invita nada a entrar, pero engaña. Al igual que El Zumacal, a parte de tener las tapas muy baratas, son de buena calidad. Pasa lo mismo que en el anterior, que el lugar no invita a entrar, pero son esas "pequeñas joyas" que pocos conocen.

Me imagino que me dejo en el tintero (o en el teclado) muchos bares de tapas, pero estos son como mi padre nuestro, aunque siempre con modificaciones bien aceptadas.

PD: Y ya que hablamos de Zamora, agradecer a mi tio Chichu por su cangrejada, a mi prima Marina por sus fajitas y sus ensaladas, a mis padres (mención especial a mi madre y sus comiditas) por ayudarme con esa gran barbacoa que hice el sábado pasado, a mi tía Maripi por la cena con esos buenos productos de la huerta y a todos aquellos, por esos buenos momentos entre merendolas, cenas y demás. Gracias.

El pasado mes de junio, por razones de trabajo, me tocó viajar a Santiago. Una sonrisa inunda mi cara cada vez que me toca viajar a Galicia, poco tengo que comentar de lo bien que se come alli.

Qué placer ir a Zamora y tener comida familiar, comer ese embutido zamorano, unos cangrejos, el flan de mi madre...y un sinfín de comidas, porque sí, en mi familia (como en la mayoría), mientras comemos ya estamos pensando en qué merendar.

Ahora bien, hace 10 días estuve en Portugal y me gustaría hablar un poco de lo que se come en el país vecino. Vecino, porque a parte de compartir península con ellos, de Zamora está a tiro de piedra y más de una vez he ido a comer y vuelta en el día. En la zona que estuvimos, Cascais, Estoril, zona de mar, el pescado es el que se lleva la palma.

El martes recibí en mi inbox un mail en el que aparecía un claro artículo de la Dra. Daniela Jakubowicz (endocrinólogo), donde explica de una forma divertida lo que ocurre en nuestro organismo al no desayunar. Aqui os dejo el artículo:

"Imaginemos el proceso:

Suena el despertador y el cerebro empieza a preocuparse:
'Ya hay que levantarse y nos hemos comido todo el combustible'.
Llama a la primera neurona que tiene a mano y manda mensaje a ver qué disponibilidad hay de glucosa en la sangre. Desde la sangre le responden:
'Aquí hay azúcar para unos 15 a 20 minutos, nada más'.

El cerebro hace un gesto de duda, y le dice a la neurona mensajera:
'De acuerdo, vayan hablando con el hígado a ver qué tiene en reserva'.
En el hígado consultan la cuenta de ahorros y responden que 'a lo sumo los fondos alcanzan para unos 20 a 25 minutos'.
En total no hay sino cerca de 290 gramos de glucosa, es decir, alcanza para 45 minutos, tiempo en el cual el cerebro ha estado rogándole a todos los santos a ver si se nos ocurre desayunar.

Si estamos apurados o nos resulta insoportable comer en la mañana, el pobre  órgano tendrá que ponerse en emergencia: 'Alerta máxima: nos están tirando un paquete económico. Cortisona, hija, saque lo que pueda de las células musculares, los ligamentos de los huesos y el colágeno de la piel'.
La cortisona pondrá en marcha los mecanismos para que las células se abran cual cartera de mamá comprando útiles, y dejen salir sus proteínas. Estas pasarán al hígado para que las convierta en glucosa sanguínea. El proceso continuará hasta que volvamos a comer.

Como se ve, quien cree que no desayuna...se está engañando: Lo que sucede en realidad es que se come sus propios músculos, se auto devora. La consecuencia es la pérdida de tono muscular, y un cerebro que, en vez de ocuparse de sus funciones intelectuales, se pasa la mañana activando el sistema de emergencia para obtener combustible y alimento.

¿Cómo afecta eso nuestro peso?
Al comenzar el día ayunando, se pone en marcha una estrategia de ahorro energético, por lo cual el metabolismo disminuye. El cerebro no sabe si el ayuno será por unas horas o por unos días, así que toma las medidas restrictivas más severas.
Por eso, si la persona decide luego almorzar, la comida será aceptada como excedente, se desviará hacia el almacén de 'grasa de reserva' y la persona engordará.
La razón de que los músculos sean los primeros utilizados como combustible de reserva en el ayuno matutino se debe a que en las horas de la mañana predomina la hormona cortisol que estimula la destrucción de las proteínas musculares y su conversión en glucosa."


Resumiendo, creo que ha quedado muy claro lo importante que es desayunar.

Con motivo de mis 25 cumpleaños, este fin de semana, mis padres y yo decidimos celebrarlo en Cascais. Todo pintaba muy bien, desayuno en Guijuelo, unas tapitas en Badajoz y pasar la frontera de Portugal, para llegar a comer a Cascais. Ilusos!!!

Como somos de culo inquieto, acabamos en el Algarve-Islantilla-Huelva-Sevilla-Ciudad Real...y con 2000 km a nuestras espaldas.

Ahora bien, centrándonos en lo que nos interesa, ayer lunes 1 de agosto, el artífice de este blog cumplía 25 años como he dicho, y no se nos ocurrió otro sitio que celebrarlo en Abades Triana, en pleno corazón de Triana y a orillas del Guadalquivir.

Todo fue muy rápido, salir de Huelva, reservar en eltenedor.es (recomendado por Marcos) y plantarnos en cuestión de una hora en el restaurante.