El pasado mes de abril tuve uno de esos fines de semana con los que tanto disfruto, un fin de semana gastro, con amigos, con buenos platos y mejores almohadas en hotel, conversaciones interesantes y desayunos repletos de fruta...¡un buen fin de semana con todas las letras!
Concretamente fuimos a San Sebastián, al hotel Maria Cristina, toda una institución. Y es que quedarse allí, es alojarse en un lugar con años de historia, con paredes que hablan de personas ilustres y con una atención exquisita.
Tan exquisita es la atención, que nada más poner un pie en mi habitación, me encuentro con una merienda "healthy" porque claro, uno es nutricionista y se cuida (un poco).
Tras un lavado de cara rápido tras el viaje, bajamos al bar con el director del hotel para conocer qué se cuece en el María Cristina. Surtido de quesos, zumo de tomate con bola de mozarella, foie-gras, croquetas de morcilla...¡creo que se cuece muy bien allí! Entiendase cocer por algo no relacionado con más de 2 gin tonics.
Y hablando de gin tonics y cócteles, aquí el famosímo fox-trot (gin invertido) de Javier de las Muelas, un auténtico espectáculo para los amantes de las bebidas espirituosas, una vuelta de tuerca al famoso gin tonic.
Bueno, no vamos a calentar mucho motores, que tenemos ruta de pinchos pintxos por la zona de Fermín Calbetón y aledaños.
Empezamos en Casa Urola, un mítico de la ciudad tanto por la gente que va, como por los pinchos y lo fotografiable de todos los ingredientes que allí se exponen.
Empezamos probando una viera con ajoblanco, un buen bocado, acompañado de alcachofas con praliné de almendras y jamón, ¡bien por los frutos secos! Todo esto regado con txacolí del bueno, Txomin Etxaniz. Hay que hacerse fan del txacolí cuando se pisan tierras vascas, eso es un hecho.
Siguiente parada Bar Zeruko, allí degustamos un falso tomate (pimiento rojo con bonito y mayonesa) y una curiosísima tapa de estas que vienen con humo y que intentas hasta beberte el contenido...¡cuidado que eso no se bebe! Rosa de bogavante, crujiente y con un sabor a mar, algo sorprendente.
El siguiente, Borda Berri, es famoso por sus carnes. Un lugar de madera donde degustamos una jugosísima carrillera de ternera que bien podría haberme comido 10 e inundar trozos y barcos de pan en su salsa. También probamos un kebab, sí, unas costillas de cerdo asadas a baja temperatura, algo que se deshacía nada más hincarle el diente. Estaba muy bien especiada.
Y para rematar, fuimos a A fuego negro, donde comimos pajarito (codorniz frita con verduras en escabeche) y una tempura de verduras con alioli de patata y ketchup casero. Me quedo con la codorniz, quizás porque ya estaba bastante lleno.
De vuelta al hotel, un detalle por parte del hotel. Gin tonic con vistas a la ría. ¿Y si me quedo a vivir allí? Creo que Coco Chanel vivió y murió en un hotel de París...no le veo ningún problema el plan del Maria Cristina y pintxos a diarío, ¡no le veo problema!
A la mañana siguiente, tras despertarme en esa habitación, las sábanas me atrapaban y no me dejaban salir, vamos, como los lunes, pero tenía una carrerita pendiente por la playa de La Concha, hasta el Peine del viento y vuelta. Había que quemar lo de ayer y lo de hoy (y lo del mes pasado, lo de mañana...).
Y tras el ejercicio, hay que alimentarse bien. Desayuno de campeones que te crió, el mejor combustible para empezar el día. Mis desayunos en casa son de campeonato (), pero cuando salgo fuera...¡es una bacanal!
La mañana pintaba interesante. Los de San Sebastián Food habían organizado en sus escuelas, una masterclass para nosotros. ¡Otra vez que he vuelto a entrar en cocina! Y como siempre (y no es por tirarme flores y no, tampoco tengo abuela) no se me dió nada mal, además jugábamos con material importante, pinzas, flores, esferificaciones...¡estuve por llamar a un jardinero para que me echase un cable!, pero decidí juntarme con @mapihermida que de esto pilota bastante.
Todas y cada una de estas creaciones las he hecho yo, con mis manitas y mi pulso de robar panderetas. Eso sí, siempre fijándome con un modelo de plato, que uno es bueno, pero no tanto.
Espárragos de temporada con huevo, flores y caviar de aceite y trufa, un tartar de atún sobre carpaccio de frutas (ideón de cara a mis pacientes), y un postre que consistía en fresas con espuma de yogur. Nuestros profesores, todo unos profesionales y con una paciencia infinita.
¿Os he hablado del txacolí? Importantísimo hidratarse con el para que los platos te salgan perfectos.
Y así me quedé, con el Kursaal de fondo disfrutando de un maravilloso sol en la terraza de la suite Real. Una vez más, todo un placer.