Sé que visualmente todo es más fácil, sí, mola más, pero vosotros tenéis muy buena imaginación para dibujar en vuestra cabeza lo que a continuación os voy a contar, espero expresarme bien.
Hace un par de años fui a Guadalajara. Por aquel entonces no solía yo hacer fotos a los platos, siempre he sido más de fotos donde haya gente y poderte echarme unas risas con el paso del tiempo (cómo hemos cambiado, mira que ropa llevabas, tal, no se qué), aún así, este restaurante no me lo quiero dejar en el tintero, a pesar de carecer de documentos GASTROgráficos, ¡este restaurante es digno de mención!
Antes de ir a comer, unas pequeñas pinceladas de la ciudad, porque como ya he dicho en alguna ocasión, mis padres me hacían el juego de conocer la ciudad y después ir a comer. Un pequeño recorrido por lo más destacado de Guadalajara, una ciudad cómoda, limpia y fácil de visitar. ¿Estáis dispuestos a jugar?
Lo iba a obviar pero lo confesaré. No sé si a vosotros os pasa, yo es poner un pié en una ciudad, y no sé, hay una fuerza superior que me lleva a un bar del lugar para pedirme una tapa de algo, sea la hora que sea, es mi forma de conocer el lugar, en vez de por los ojos, por el estómago.
Ahora sí, bienvenidos a Guadalajara, están ustedes en Castilla la Mancha, tierra de molinos. Guadalajara, esa ciudad con bandera morada y Palacio del Infantado, una edificación gótica con ventanas renacentistas y en cuyo interior se esconde un cuidado patio de los leones, ¿típica descripción de Wikipedia? No señores, a pesar del frío Siberiano, mi cerebro procesa algo más que platos, pero poco más, para que engañaros. Me da a mi que esta edificación tiene bastantes humedades, ahí lo dejo.
Continuemos con el juego
El restaurante que elegimos fue El Bodegón de Sancho, un paisano nos lo recomendó por la buena calidad, por ser muy familiar, y como no, porque se come muy bien. Yo me fío de los lugareños, saben latín y griego, asi que alli fuimos, un poco apartado del centro de la ciudad.
Por fuera mucha madera, y por dentro, madera, madera y ¡más madera! Ambiente rústico y como bien dijo el paisano, ambiente muy muy familiar. Es el típico restaurante que en la puerta reza lo de "mariscos-asados-carnes rojas", más de un chef con gorro alto se estará descojonando en su laboratorio de sopletes y sartenes, pero a mi este tipo de frases me aporta confianza, sé que no voy a comer mal.
Lo que comimos y lo que recomiendo pedir:
- Fuente de verduras a la plancha. Estaban espectaculares, mucha variedad, buen producto...y mucha cantidad. Recomendable para 2 mínimo
- Fuente de fritos. También mucha variedad de pescados y bien fritos.
- Merluza muy sabrosa. Una buena opción de segundo
- Chuletillas de cordero muy fritas, muy bien acompañadas y mucha cantidad. Me aventuro a decir que también para compartir.
- Bonito con tomate. Aqui fallamos, no estaba muy allá
- Postres caseros, seguro que cualquiera que te pidas estará bueno.
Atención muy buena, muy trabajadores y rápidos. Y el precio en torno a 15€ por persona, asi que bastante bien.
No quiero acabar el juego sin hablar de esta edificación, el Panteón de la Duquesa de Sevillano y Condesa de la Vega del Pozo (toma ya). Por dentro es luminosa, pero con lo que me quede alucinanto hasta hoy en día, fue con la cripta, cantidades industriales de mármol, enormes ángeles portando el féretro de la Duquesa, con una expresión en la cara estremecedora, coronas y coronas florales negras...digno de ver.
*FIN DEL JUEGO*
Situado en Avenida Venezuela 17, Guadalajara
Consejo nutricional: Pedir mucha menos comida. A simple vista puede parecer que no es mucha cantidad, pero los platos son muy generosos y con la pedazo fuente de verduras prácticamente comen 3 personas. Evitar los fritos.
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