Un frío lunes nos acercamos hasta Toro (Zamora) para visitar el Monasterio Sancti Spiritus de 1307. En este Convento de monjas de clausura viven Las Dominicas, monjas contemplativas. Sinceramente, y para que os voy a engañar con esta carta de presentación estaba temeroso ya que jamás había tratado con ninguna monja de clausura más allá de un avemariapurísima. Ahora bien, pongamos un poco de música celta para seguir leyendo y quitarme así los nervios, sé que a Sor Lola le va a gustar.




Llamamos al timbre para que nos abrieran, y una voz alegre y potente dijo, "pasen, les estábamos esperando", me soprendió cuanto menos. Me esperaba un fino hilo de voz...dudé unos segundos, ¿igual nos hemos confundido al llamar?, imposible porque ahi no existe ni el 5ºB ni el 2ºA...cruzamos la puerta.

Una vez dentro, una verja nos separaba de ellas, llegué a pensar ¡son las intocables!. Quizás al contar esto puedo parecer un ignorante, pero repito que jamás había tratado con este tipo de personas y andaba con pies de plomo, quería ser prudente, pero todas mis ideas se vinieron abajo cuando nada más sentarnos y como todo hijo de vecino, nos pusimos a hablar de la crisis, ¡Sor Lola y Sor Azucena son de esta tierra!




Sí señores, las monjas de clausura también se ven afectadas por la crisis, las monjas autónomas con negocio propio, ven mermados sus sueldos y las monjas pasteleras en este caso, también. Aqui se nos saltó alguna risa por no llorar, las entiendo perfectamente.

Hablamos de lo divino y de lo humano, del que cree y del que no cree en Dios, en Buda o en Alá. Pero no me voy a andar por las ramas y hablaré directamente de las personas que alli conviven.
En total son 9 monjas las que alli habitan, 3 madrileñas, 2 vallisoletanas, 1 extremeña, 1 de León otra de Zamora y la que más kilómetros ha tenido que recorrer, viene de Venezuela. Las 9 pagan religiosamente sus impuestos, las 9 se levantan a las 6 de la mañana para empezar el día como cualquier ser humano, y sí, las 9 se han tenido que reinventar por la crisis ¿cómo?, haciendo tartas por encargo, empanadas e incluso roscones cuando es la época...todo ello disponible en su tienda online, qué os pensáis, ¡si están hechas unas blogueras!

Ahora bien, ¿qué hacen las monjas cuando tienen un poco de tiempo? pues trabajar, eso está claro, en este caso en los dulces, porque por mucho que digan lo de "monjas contemplativas", desde mi punto de vista le falta horas al día para contemplar, ¡son unas currantes!




El equipo entero con las manos en la masa. Están en pie de guerra a eso de las 6 de la mañana para rezar y demás cosas personales, y aunque a alguna se le pegue las sábanas (confesado), a las 9 tienen que estar como un clavo en cocina. Cada una tiene su función, una se encarga de la máquina, otras le dan forma a la masa, otra de ellas lo lleva al horno, y finalmente lo empaquetan todo. Ríete tú de las máquinas industriales, esto es artesanía pura y dura y funcionan a la perfección.




Toda esta serie de fotos es presentación suya, así es como presentan Sor Lola, Sor Azucena y el resto del equipo todo lo que venden. Aqui unos amarguillos almendrados, uno de los productos más vendidos junto a los bocaditos de Ángel.






Pastas de almendra. Me hizo gracia las formas que les daban a las pastas.




Sor Lola manejando artillería pesada. Me contó que todo el tema de trazabilidad, memoria y demás trabajos de numeración, le trajo de cabeza porque le tocó a ella, "diccionario de siglos" apostilló Sor Azucena. Es un trabajo muy pesado pero necesario y obligatorio para que los inspectores no te persigan y te termines conviertiendo (presuntamente) en un infractor. Claro claro, tanto papeleo y tanto histórico entre otras cosas porque aqui Las Dominicas comercializan fuera de España, ¡abriéndose negocio en el extranjero! (unas visionarias del dulce, jejeje).