Ya había estado hace unos años en Alemania, que si los carnavales de Colonia, que si visita a mi amigo Rodri que vivía en Bochum, que si Düsseldorf...vamos que ya había estado yo en el país de la salchicha, pero me faltaba la joya de la corona y por razones de trabajo he venido hasta aquí.
Desde la capital germana, ciudad hostil por excelencia, el parque de atracciones de europeos jóvenes, en la ciudad de las grúas y los adoquines bien puestos, de las chicas rubias y los hombres con barba poblada, la ciudad plana sin ninguna cuesta, ¡hallo Berlin!
Y hallo Berlín desde la Puerta de Brandenburgo con cara de frío porque con -9 ºC sólo se puede uno reír.
Y como bien dice la prima Cris (afincada desde hace año y medio), "más que hablar de comida, deberías hablar de bebida" y no le falta razón, pero eso será más adelante, ahora sólo mencionaré la más famosa de las bebidas, la sobrevalorada y recalentada, ¡cerveza! Rubia, morena o mediopensionista, así son las amargas cervezas alemanas, prueben y juzguen ustedes mismos.
Los desayunos los hacíamos a la española aunque los segundos desayunos son necesarios hacerlos fuera de casa. Un lugar recomendado tanto por las vistas/comida/trato, es la cafetería del Bundestag, y por supuesto, visita obligada a la famosa cúpula.
Una parada obligada con horario seudoalemanoespañol a eso de las 13:30 en Löwenbräu, un sitio con salchichas de 19 inch (medio metro), de un sabor exquisito, y acompañadas de una salsa con sabor a carne y con patatas llamadas allí "a lo pobre". Rte situado cerca de Checkpoint Charlie, lugar donde he residido estos días.
Monumentos, caminatas por la zona de Suarezstrase (calle de antigüedades), y parón en los almacenes Ka De We, o los Harrods alemanes para que nos entendamos, eso sí, de categoría inferior.
Primeramente un descanso necesario en su restaurante mientras te tomas un zumo de tomate como merienda para reponer fuerzas. Expectacular la estructura.
Una vez cogidas todas la fuerzas, cámara en mano recorriendo todos y cada uno de los puestos que allí tienen, y el que busca, encuentra, ¿y yo me encontré? pues mira que el pescado aqui no es abudante, pero me llamó la atención este pececito raro con colores azules fuertes.
Y por supuesto un puesto repleto de salchichas de todo tipo. He de decir, que las mismas salchichas no saben igual en Alemania que en España, ¡que no!
Es necesaria una visita rápida a los casi 1000 metros de muro. Rápida porque el tiempo no es que acompañe y porque al fin y al cabo es una pared pintada, cuenta más el valor simbólico que otra cosa. Dirección a Potsdam, donde se firmó el tratado de paz, o donde 3 personajes se repartieron el pastel, Alemania.
Aparte de ver los correspondientes palacios, es recomendable ir a comer al restaurante del Mövenpick. Un lugar agradable y tranquilo con ambiente hogareño.
Imprescindible tomar una sopa para entrar en calor y como recomendación de aquí un no-entendido, pedir un steak tartar, lo ponen muy bueno.
Y bueno, ¿qué más cosas son típicas en la gastronomía de Alemania? Los pretzels o bollo en forma de lazo de un sabor un poco insípido desde mi punto de vista. Los bocadillos que hacen los alemanes son muy buenos, aunque la colocación del embutido no es su fuerte.
Un día cenamos ciento y la madre (familiares, Los Primos y amigos nativos). Los entendidos (bien por Dani, bien por Nico y bien por Claudia) nos llevaron a Wirtshaus Zum Mitterhofer, si señores, ¡ese es el nombre del restaurante! 12 comensales, 12 milanesas y sí, es la mejor milanesa del mundo, la mejor que he probado hasta ahora y mira que La Ancha tiene una exquisita. Decir que sí, una textura suave, perfectamente empanada y sabrosa, y como sobró, nos la pusieron para llevar, #SiSobraMeLoLlevo
Para acabar la noche, los más jóvenes nos fuimos a un evento de la FashionWeek que esta semana está siendo en Berlín. Gracias a los contactos de la prima Cris y su buen hacer, allí que fuimos. La marca británica McNeal daba una fiesta donde la pajarita era la reina de la fiesta, pero paso de fashioners y demás gente cool/chic, aquí se habla de comida, ¡o de bebida!
Concretamente la bebida elegida por un servidor fue Pimm's, o un mojito reinventado con pepino. Muy suave y nada empalagoso.
Y como siempre digo, no hay país al que vaya en el que no me envuelva de su comida a pie de calle, los mercados. Puestos o mercadillos por la zona de Alexanderplatz en el que venden tanto comida para llevar, como dulces, frutos secos...
...y un amplio surtido de panes. Creo que mi amigo Santi de Celicioso (marca para celiacos) tiene mucho que hacer por estas tierra, tan simple como ampliar negocio, ahi lo dejo.
Si algo no me quiero dejar entre las teclas del ordenador es el famoso codillo. ¿Dónde ponen el mejor codillo de Berlín? Pues en el restaurante más antiguo de Berlín, Zur Letzten Instanz, por el barrio de San Nicolás y fundado en 1621, hace muchos años sí.
Codillo, con su correspondiente chucrut (col fermentada del que no soy muy fan) y puré de garbanzos. Un codillo muy bueno y suave porque viene sin especiar y a pesar de la "desagradable" foto, es un plato que no empalaga y no es nada pesado, al fin y al cabo está cocido.
Por cierto, el Jägermeister aqui pasó a la historia, lo que "lo peta" es el Club Mate (bebida gasificada con mate) mezclada con vodka o lo que es lo mismo, un vodka-mate, un chute de energía. Y sino un moskow mule en el Lugosi, como los gintonics en España.
Recomendable también el museo de Pérgamo, el de Néus, en general la isla de los museos y aparte de todo lo turístico habido y por haber, lo mejor es perderse por las calles, cámara en mano y que la gente te cuente. Y recordad, Berlín es mucho más barato que Madrid, por lo menos en lo gastronómico.
Esto último es una prueba, un pequeño canal a lo "callejeros viajeros" pero en plan muy cutre, al fin y al cabo es el comienzo.
Con tus botitas nuevas :)
Responderce
Menudo schnitzel señor Guillermo...no me extraña que sobrara...jajaja!!!
Responder"Vamos vamos vamos, que hace frío"
ResponderTan tú
"Vamos vamos vamos, que hace frío"
ResponderTan tú