martes, 3 de abril de 2012

La Ancha, un clásico de Madrid

Hace unos fines de semana, fui con mi familia a disfrutar de una buena comida y del soleado día que hacía en Madrid, esta vez el restaurante no lo elegí yo.




Me habían dicho que en La Ancha, ponen el mayor escalope del mundo mundial, pero de esos que se te salen del plato...No les quito razón, lo veréis a continuación.




En el interior una decoración...clásica por no decir obsoleta, o pasada de moda, aún así colores cálidos en las paredes de los que cuelga una pinacoteca desde mi punto de vista excesiva. Buena luz, sillas cómodas y una mesa perfectamente organizada.

Me gustó la escalera que lleva a los baños/aseos (que no servicios) de mármol travertino, me recordó a una bonita chimenea que teníamos y que alguien se cargó con un "no la quiero"...¿qué bonita era, verdad mamá? (modo irónico).




Como ya he dicho, a la comida vino mi madre, y siempre que está ella, hay que pedir croquetas. Con la expresión de mi madre "fu fu, queman mucho" degustamos una croquetas de jamón de lo más sabrosas y ardientes. Nos gustaron mucho.




Unos miniboquerones fritos, otro plato como entrante y que me vuelve loco, ¡qué sabor, por Dios! Crujientes, sabrosos (iba con mucha hambre).




Nos dijeron que las tortillas también son muy famosas, asi que una para compartir. Estaba jugosa, un poco sosa (después de los boquerones...) y bien hecha. He de reconocer que las he probado mejores, no le quito mérito, pero sería buenísima hace años.




No os asustéis, pero después de todo esto, yo me pedí un primero, y no porque tuviese hambre que también, sino porque soy un chaval joven, deportista, guapo, rubio, con los ojos azules (como se nota que no tengo abuelas) y porque unas sopas de ajo no se las salta ni un...no me acuerdo del refran.




Mi progenitora se pidió unos calamares en su tinta con arroz, plato que no me gusta mucho y que siempre repite "eso es porque no los has probado", vale mamá.
Estaban ricos según ella, aunque desde mi punto de vista, una ración muy escasa para lo que a continuación nos trajeron a los otros 4 comensales.




He aqui el famoso "escalope Armando". He tomado como referencia las gafas de ver de mi padre (parte superior derecha) para que os hagáis una idea del tamaño del escalope. Sinceramente en la foto no impresiona tanto como en la fuente, porque en un plato no entraba, y en la fuente tampoco, porque se cae de un lado.
A lo que voy, buena carne que se deshacía y buen empanado pero nada crujiente. Acompañado de cebolla frita, puré de patata y unos cogollos de lechuga.




Un helado de vainilla para mi mamá, porque ella nada más llegar a un restaurante, lee la carta de postres antes que la otra carta...¡manías de madres!




Para el niño, un flan de la casa, casero, y que casi me lo tienen que poner en bocadillo porque el estómago ya no daba más de sí.

La atención bastante buena, los camareros muy serviciales y aunque metieron la pata con el vino, que después pudieron solventar trayéndonos otro mejor, nos gustó el trato. De precio en torno a 40€.

Situado en C/Príncipe de Vergara 204, Madrid

Consejo nutricional: No os excedáis tanto como lo hice yo, perdón, que no todas las culpas van a ser para mi, como lo hicimos nosotros. Evitad las croquetas como entrante, ya que con el empanado del escalope (obligatorio pedirlo) ya es suficiente.
De entrantes una ensalada no hubiese estado mal, aunque si volviese lo que pediría sería sólo y exclusivamente el escalope.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con que el escalope es uno de los mejores que he probado y recomiendo el potaje de vigilia y las torrijas. Maravillosas

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