Dentro de unos días, Comiendo Se Entiende La Gente cumple su primer aniversario y no quería pasar este primer año de vida sin hablar de mi restaurante favorito en Zamora, La Marina. Pertenece al clan del Sancho que cuentan entre otros restaurantes como Casa Mariano, pero eso es un capítulo aparte.




Entrar en La Marina, saludar a Carlos (el maitre) y sentirte como en casa, preguntar por tu familia, decirte lo que has crecido y preguntarte que tal te va la vida, eso es algo que valoro mucho, la atención personal y el trato.

Por dentro es un restaurante con mucha madera y vidrieras, para mi gusto madera muy oscura, pero no soy yo aqui decorador como para decidir como debería ser. Buenas mesas vestidas y sillas muy cómodas, todo hay que decirlo.




Pero claro, en este caso fue reunión de primos y de abuelo (perdón Willito, tú siempre serás nuestro amigo y no abuelo) y cuando son este tipo de comidas, las croquetas y los calamares que no falten, es lo que tiene ser el primo mayor, que demasiado que tus primos acepten este tipo de restaurantes y no el McDonald con su correspondiente Happy Meal (ja ja ja).

Croquetas de espicanacas de las cuales y no es broma, te podrías comer 15 sin problema, me encantan y entran como pipas.




En honor a Laura y su pasión por este tipo de moluscos cefalópodos conocidos vulgarmente como calamares. Lo bueno es que el rebozado prácticamente no se percibe, no es el típico rebozado con un "supuesto" calamar dentro.





Mollejas de cordero al ajillo. Este es el plato que mi abuelo se suele pedir. Lo mejor de todo lo sabrosas que están, con esa salsa de la propia molleta.




Solomillo de ternera de Aliste (como no) acompañado de setas y patatas. La carne de La Marina es muy buena, es de Zamora y aqui las vacas las cuidamos muy bien.




Rodaballo con vinagreta de tomate, trufa y crujiente de puerro. Esta vez cambié carne por pescado y acerté. Lo mejor es que te recomienden el pescado del día.




Entrecot de ternera de Aliste con salsa de queso de cabrales, el preferido de mi primo Víctor, por el tema de coger el pan y mojar en la salsa.




Mi prima Teresa (que a pesar de ser la pequeña, tiene el paladar muy fino), optó por solomillo de ciervo con salsa de trufas y puré graso de castañas. No es tonta ni nada, sabe perfectamente que la carne de ciervo es más sabrosa y fina que la de ternera a la par que más magra, pero como se suele decir, para gusto los colores.





Llenos hasta arriba, postres para compartir. Realmente para compartir entre Víctor y yo porque el resto de la mesa está saturada. Flan de café y crema de Orujo con helado de nata. Repito, flan casero.