Petit Appetit me recuerda a mi viaje hace un par de años a Nuevo México en USA, y no sé si será por sus estampados navajo, los trillos de las paredes o el ambiente "tierra" que tienen pero me inspira ese lugar al México profundo americano.
Sifones presidiendo una gran barra con multitud de bebidas. Y hablando de bebidas, este mojito de violeta que entra solo y que tiene un aroma escepcional.
Fue una reunión de amigos y pedimos de todo, desde una buena burrata con su rúcula, una alcachofas fritas, unos buenos espárragos del norte, hasta un steak tartar, unos lomos de atún con sésamo, bacalao con una exquisita salsa de piquillos o un buen chuletón.
De postres tartas caseras de manzana, de queso...la atención muy correcta y el precio ronda los 30€.
Situado en C/ Argensola 24, Madrid
Consejo nutricional: Los espárragos es una buena opción de alimentos ricos en agua y con un fuerte poder antioxidante. Quizás una alternativa (fría o caliente) para esta época de calor.
viernes, 28 de agosto de 2015
miércoles, 26 de agosto de 2015
Ibiza, diversión en el barco
A pesar de que estoy poniendo rumbo a Coruña para pasar mis últimos días de vacaciones en aguas gallegas, la verdad que no me puedo quejar. No me ha quedado ni un mar, lago u océano colindante de la península ibérica por remojarme.
San Sebastián, Portugal, Galicia, Tarifa e incluso alguna isla como Ibiza, han sido los destinos elegidos para disfrutar y desconectar del asfalto madrileño. Eso sí, hemos cambiado Ibiza de tierra por Ibiza de mar.
Dicen que la vida pirata es la vida mejor. No os lo voy a negar, porque pisar Ibiza y meterme en un barco pirata (previa ingestión de biodraminas) controlado por #cuttybandistas es algo de lo más excitante y más si vas sin rumbo definido.
Daba igual donde fuésemos porque los lugares eran maravillosos. Cala arriba, cala abajo, fondear, un poco de buceo y vuelta a empezar. Eso siempre que no nos cogía la zodiac y nos "aparcaba" en una playa para que pisásemos tierra.
¿Lo mejor de todo? Ir donde quieras, ser libre y dejar el barco en aquellos maravillosos lugares donde tus dos piernas no pueden llegar. Quedarte tumbado en la proa viendo atardecer, viendo esaspequeñas cosas que nos brinda la naturaleza y que sólo en vacaciones somos conscientes de ello.
¡¡¡Nutricionista a bordo!!! Nuestros desayunos en tazas de Cutty Sark es lo más alcohólico que vimos durante el día (alguna copa nocturna si que cayó está claro), y es que el barco estaba cargado de comida orgánica más allá del ColaCao y algún producto más.
No os voy a decir que nosotros pescásemos el bacalao o nos remangásemos los pantalones para ir a por las patatas de la zona (eso ya lo hago yo en casa de mis padres), sino que la tripulación nos trataba a cuerpo de reyes (marqueses, condes y demás) para que nosotros tuviésemos simplemente que mover el bigote y disfrutar de nuestro alrededor.
Productos locales, dulces de allí y bebidas "made in Pitiusas"
Quizás el lado producto, el lado gastronómico de la isla es el menos conocido, pero "haberlos haylos" y cuando pudimos poner un pié en Ibiza pueblo, allí que nos fuimos a perder.
Frutas varias, sales y bebidas son algunos de los productos estrella de la isla. Mucho zumo (la mayoría alcohólicos que se pueden pedir sin alcoholizar) perfecto para saciar el calor.
Necesario hacer padel surf, bucear, pasear por el viejo Ibiza, ver atardecer en barco o tomando un zumo en el Café del Mar, echarte unos bailes en Pikes Hotel, ir a comprar cualquier baratija a Las Dalias, atracar en San Antonio y besar el suelo, disfrutar de la cala D'hort, y como no, tomarte una maravillosa pizza (la mejor de la isla) en Enfarinarte.
Se me queda en el tintero quizás lo más importante. Esa maravillosa y divertida gente que compartió 4 días conmigo en esas aguas del mediterraneo.
San Sebastián, Portugal, Galicia, Tarifa e incluso alguna isla como Ibiza, han sido los destinos elegidos para disfrutar y desconectar del asfalto madrileño. Eso sí, hemos cambiado Ibiza de tierra por Ibiza de mar.
Dicen que la vida pirata es la vida mejor. No os lo voy a negar, porque pisar Ibiza y meterme en un barco pirata (previa ingestión de biodraminas) controlado por #cuttybandistas es algo de lo más excitante y más si vas sin rumbo definido.
Daba igual donde fuésemos porque los lugares eran maravillosos. Cala arriba, cala abajo, fondear, un poco de buceo y vuelta a empezar. Eso siempre que no nos cogía la zodiac y nos "aparcaba" en una playa para que pisásemos tierra.
¿Lo mejor de todo? Ir donde quieras, ser libre y dejar el barco en aquellos maravillosos lugares donde tus dos piernas no pueden llegar. Quedarte tumbado en la proa viendo atardecer, viendo esas
¡¡¡Nutricionista a bordo!!! Nuestros desayunos en tazas de Cutty Sark es lo más alcohólico que vimos durante el día (alguna copa nocturna si que cayó está claro), y es que el barco estaba cargado de comida orgánica más allá del ColaCao y algún producto más.
No os voy a decir que nosotros pescásemos el bacalao o nos remangásemos los pantalones para ir a por las patatas de la zona (eso ya lo hago yo en casa de mis padres), sino que la tripulación nos trataba a cuerpo de reyes (marqueses, condes y demás) para que nosotros tuviésemos simplemente que mover el bigote y disfrutar de nuestro alrededor.
Productos locales, dulces de allí y bebidas "made in Pitiusas"
Quizás el lado producto, el lado gastronómico de la isla es el menos conocido, pero "haberlos haylos" y cuando pudimos poner un pié en Ibiza pueblo, allí que nos fuimos a perder.
Frutas varias, sales y bebidas son algunos de los productos estrella de la isla. Mucho zumo (la mayoría alcohólicos que se pueden pedir sin alcoholizar) perfecto para saciar el calor.
Necesario hacer padel surf, bucear, pasear por el viejo Ibiza, ver atardecer en barco o tomando un zumo en el Café del Mar, echarte unos bailes en Pikes Hotel, ir a comprar cualquier baratija a Las Dalias, atracar en San Antonio y besar el suelo, disfrutar de la cala D'hort, y como no, tomarte una maravillosa pizza (la mejor de la isla) en Enfarinarte.
Se me queda en el tintero quizás lo más importante. Esa maravillosa y divertida gente que compartió 4 días conmigo en esas aguas del mediterraneo.
lunes, 24 de agosto de 2015
Las tortillas de Gabino, el fundador
Que soy el fan número uno de las tortillas de patata es algo que ya se sabe, por lo menos los que me leéis, y para muestra un botón con este ranking de las mejores tortillas de Madrid, con la colaboración de otros bloggers.
Tenía mesa reservada con mi familia en este mítico restaurante de la capital, Las tortillas de Gabino, los antecesores de las muy conocida Gabinoteca, donde tomarte unos bocados divertidos.
Dentro te encuentras un ambiente tranquilo y desenfadado con mesas circulares (perfectas para conversar) y paredes de ladrillo visto pintado de blanco junto con unos lamparones que iluminan el sitio.
Empezamos con unos bombones calientes de foie que me encantarón, lo único que no duraron nada...¡lo malo de pedir miniaturas!
Continuamos con una tortilla (que es lo que hemos venido aquí a probar). Esta concretamente era trufada, pero con trufa de verdad, no con "aroma de". Las hacen poco hechas característica que a mi me encanta, al igual que la patata, que no tiene que ser dulzona para que no mate el resto de sabores.
Apunten, ¡este garnacha está de lujo!
Y sí, aquí uno que es de buen comer, se pidió carrilleras de segundo. Una carrillera glaseada que de textura estaba buena pero de sabor pelín dulce para mi gusto. Fallo mío el pedirlas cuando sabía que venían glaseadas, aún así buena carne.
De postre chocolate y avellana, buen helado. No os asustéis porque todos los platos (menos el segundo) fueron para compartirlo con otras 3 personas, así que que no cunda el pánico.
La atención familiar, muy correcta y de precio en torno a 40€ cabeza más o menos.
Situado en C/ Rafael Calvo 20, Madrid
Consejo nutricional: La tortilla de patata es un plato español muy completo que además se puede tomar a cualquier hora del día. Quizás de los pocos platos junto con el pan que da igual desayuno, media mañana, comida, merienda o cena, ¡pega con todo!
Tenía mesa reservada con mi familia en este mítico restaurante de la capital, Las tortillas de Gabino, los antecesores de las muy conocida Gabinoteca, donde tomarte unos bocados divertidos.
Dentro te encuentras un ambiente tranquilo y desenfadado con mesas circulares (perfectas para conversar) y paredes de ladrillo visto pintado de blanco junto con unos lamparones que iluminan el sitio.
Empezamos con unos bombones calientes de foie que me encantarón, lo único que no duraron nada...¡lo malo de pedir miniaturas!
Continuamos con una tortilla (que es lo que hemos venido aquí a probar). Esta concretamente era trufada, pero con trufa de verdad, no con "aroma de". Las hacen poco hechas característica que a mi me encanta, al igual que la patata, que no tiene que ser dulzona para que no mate el resto de sabores.
Apunten, ¡este garnacha está de lujo!
Ensalada de tomate de temporada. Buenísima y un tomate de primera calidad, fresco y carnoso, difícil de encontrar en los tiempos que corren.
Y la otra tortilla fue una muy curiosa, de torta del Casar con pimientos de Gernika. Estaba jugosísima, algo fuera de serie, así que si me tengo que quedar con una, esta es mi elegida, porque la jugosidad no se compara con otras propiedades.
Y sí, aquí uno que es de buen comer, se pidió carrilleras de segundo. Una carrillera glaseada que de textura estaba buena pero de sabor pelín dulce para mi gusto. Fallo mío el pedirlas cuando sabía que venían glaseadas, aún así buena carne.
De postre chocolate y avellana, buen helado. No os asustéis porque todos los platos (menos el segundo) fueron para compartirlo con otras 3 personas, así que que no cunda el pánico.
La atención familiar, muy correcta y de precio en torno a 40€ cabeza más o menos.
Situado en C/ Rafael Calvo 20, Madrid
Consejo nutricional: La tortilla de patata es un plato español muy completo que además se puede tomar a cualquier hora del día. Quizás de los pocos platos junto con el pan que da igual desayuno, media mañana, comida, merienda o cena, ¡pega con todo!
lunes, 17 de agosto de 2015
HD, hamburguesas High Definition
Siempre me ha fascinado este sitio no sé si por lo que representa, o por la de veces que he oido hablar de el, tanto por su cocina como por su estética. En HD no he tomado más que un refresca en terraza hace un par de veranos y un Colacao hace cuestión de un año, ¡si señores, un Colacao! y es que el lugar lo pide.
Por dentro de encuentras un local de los años 70, con sus sofás de skay, madera oscura y mucho dorado. Mesas pesadas de mármol, una radio antigua y una gran barra de latón de las que ya no se ve...¡ahí es donde me tomé el Colacao! No veía otra cosa que pedir en un sitio como ese y a altas horas. Lo sé, es una bizarrada pero me encantó.
Como entrantes pedimos una ensaladilla rusa la mar de buena, casera, con su patata cortada y una ración dentro de una gran patata (la cual también se podía comer).
También pedimos un surtido de mezes a base de hummus (bien), baba ganoush, berenjenas aliñadas (ricas ricas), verduras encurtidas con pimienta rosa y pan de pita.
Seguimos con un buen lomo de atún a la plancha hecho tataki con una base de tomate y cebolla picadito, muy bueno. Para acompañar la hamburguesa me pedí yuca frita en vez de patatas. Soy bastante amante de este ingrediente cubano (por lo menos allí se da mucho) y que tiene mil formas de hacerse.
En cuanto a hamburguesas, me decanté por la grandburger porque me la recomendaron. Un queso cheddar crujiente como nunca antes lo había probado, me pareció escepcional. Buena carne, buenos ingredientes y un buen pan. Me gustó bastante.
La atención no pudo ser mejor sinceramente, nos tocó un camarero educadísimo y muy atento. El precio medio puede ser unos 20€.
Situado en C/ Guzman el Bueno 67, Madrid
Consejo nutricional: La yuca frita, es una opción alternativa a las ya conocidas patatas fritas que nos las tomamos hasta en la sopa, o poco falta para que nos las tomemos. La yuca, ese tubérculo con alto contenido en hidratos complejos, y también buena fuente de vitaminas y minerales.
Por dentro de encuentras un local de los años 70, con sus sofás de skay, madera oscura y mucho dorado. Mesas pesadas de mármol, una radio antigua y una gran barra de latón de las que ya no se ve...¡ahí es donde me tomé el Colacao! No veía otra cosa que pedir en un sitio como ese y a altas horas. Lo sé, es una bizarrada pero me encantó.
Como entrantes pedimos una ensaladilla rusa la mar de buena, casera, con su patata cortada y una ración dentro de una gran patata (la cual también se podía comer).
También pedimos un surtido de mezes a base de hummus (bien), baba ganoush, berenjenas aliñadas (ricas ricas), verduras encurtidas con pimienta rosa y pan de pita.
Seguimos con un buen lomo de atún a la plancha hecho tataki con una base de tomate y cebolla picadito, muy bueno. Para acompañar la hamburguesa me pedí yuca frita en vez de patatas. Soy bastante amante de este ingrediente cubano (por lo menos allí se da mucho) y que tiene mil formas de hacerse.
En cuanto a hamburguesas, me decanté por la grandburger porque me la recomendaron. Un queso cheddar crujiente como nunca antes lo había probado, me pareció escepcional. Buena carne, buenos ingredientes y un buen pan. Me gustó bastante.
La atención no pudo ser mejor sinceramente, nos tocó un camarero educadísimo y muy atento. El precio medio puede ser unos 20€.
Situado en C/ Guzman el Bueno 67, Madrid
Consejo nutricional: La yuca frita, es una opción alternativa a las ya conocidas patatas fritas que nos las tomamos hasta en la sopa, o poco falta para que nos las tomemos. La yuca, ese tubérculo con alto contenido en hidratos complejos, y también buena fuente de vitaminas y minerales.
jueves, 13 de agosto de 2015
#cuttybandistas
Hoy parto hacia una aventura de lo más interesante. Cutty Sark España me ha invitado a surcar las aguas de Ibiza y Formentera en un barco lleno de aventureros como yo. Nos esperan unos días de navegación, juegos, diversión, y un barco repleto de comida ecológica (un nutricionista va a bordo).
Si queréis seguir la aventura de cerca, podéis seguirme en las diferentes RRSS (GuillermoRguez), y todas las sugerencias en las Islas Pitiusas serán bienvenidas. ¡Nos vamos a surcar los mares!
lunes, 10 de agosto de 2015
Metro Bistró, carácter latino
Quizás el descubrimiento del año. Metró Bistró me parece que hace un remix de diferentes culturas, ingredientes y sabores sin salirte un esperpento de plato. De Matías Smith, un gran chef aventurero y osado en la cocina que se recicla y recicla sus platos.
El pan lo hacen ellos, con las rayaduras que sobran de las naranjas. Sorbete de apio y parmesano. Buenos aceites, arbequina y picual. Aquí te encuentras un menú latino, fresco y vivo que cambia según la temporada del año.
Ceviche de vieira patagónica. Buena salsa y buenas piezas de vieiras. Si otro valor hay que destacar de Matías es su sabiduría con los maridajes, ¡los domina a la perfección! Doy fe de ello.
Ensalada de quinoa crujiente. Bravo por la quinoa. Plato refrescante y contundente. La nueva menestra.
Hongos confitados con chalotas y trompetas negras crujientes, ¡ay las trompetas! Platos ligeros y nada pesados de digerir. Yo seguía flipando con el espectáculo.
Raya crujiente, ensalada de escarola y vinagreta de ajo negro. Suave y ligero el rebozado.
Aquí lo que comentaba, un as con los vinos.
Carrillera ibérica con cacao de la selva. ¿A quién se le ocurre rallarle cacao a una carrillera? Lo sorprendente es que no sabía nada dulce, notas amargas que fusionaban con la jugosidad de la carne.
Y de postres, almíbar de frutos del bosque, mousse de mango y caramelitos de violeta. Muy cremoso y con un chute de sabor.
Tat-crumble de manzana, helado de vainilla y caramelo de haba tonka. No soy muy fan de la apple pie ni de postres con manzana...así que aquí no podría ser objetivo.
Chocolate en rama con rayadura de lima. Con este postre ya me ganó aunque como toque personal, yo le recomendaría una de estas 2 cosas, sal o aceite.
Atención maravillosa y atenta. Y el precio medio de este menú degustación (sin maridaje) ronda los 28€, muy muy recomendable.
Situado en C/ Evaristo San Miguel 21, Madrid
Consejo nutricional: La quinoa, ese pseudocereal que es mano de santo. Apto para celiacos ya que no tiene gluten, perfecto para diabéticos por su bajo índice glucémico y el chuletón de los veganos por su alto contenido en proteínas, ¡ahí es nada!
El pan lo hacen ellos, con las rayaduras que sobran de las naranjas. Sorbete de apio y parmesano. Buenos aceites, arbequina y picual. Aquí te encuentras un menú latino, fresco y vivo que cambia según la temporada del año.
Ceviche de vieira patagónica. Buena salsa y buenas piezas de vieiras. Si otro valor hay que destacar de Matías es su sabiduría con los maridajes, ¡los domina a la perfección! Doy fe de ello.
Ensalada de quinoa crujiente. Bravo por la quinoa. Plato refrescante y contundente. La nueva menestra.
Hongos confitados con chalotas y trompetas negras crujientes, ¡ay las trompetas! Platos ligeros y nada pesados de digerir. Yo seguía flipando con el espectáculo.
Raya crujiente, ensalada de escarola y vinagreta de ajo negro. Suave y ligero el rebozado.
Aquí lo que comentaba, un as con los vinos.
Carrillera ibérica con cacao de la selva. ¿A quién se le ocurre rallarle cacao a una carrillera? Lo sorprendente es que no sabía nada dulce, notas amargas que fusionaban con la jugosidad de la carne.
Y de postres, almíbar de frutos del bosque, mousse de mango y caramelitos de violeta. Muy cremoso y con un chute de sabor.
Tat-crumble de manzana, helado de vainilla y caramelo de haba tonka. No soy muy fan de la apple pie ni de postres con manzana...así que aquí no podría ser objetivo.
Chocolate en rama con rayadura de lima. Con este postre ya me ganó aunque como toque personal, yo le recomendaría una de estas 2 cosas, sal o aceite.
Atención maravillosa y atenta. Y el precio medio de este menú degustación (sin maridaje) ronda los 28€, muy muy recomendable.
Situado en C/ Evaristo San Miguel 21, Madrid
Consejo nutricional: La quinoa, ese pseudocereal que es mano de santo. Apto para celiacos ya que no tiene gluten, perfecto para diabéticos por su bajo índice glucémico y el chuletón de los veganos por su alto contenido en proteínas, ¡ahí es nada!
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