Por dentro un lugar agradable, azul y verde como colores prioritarios sobre todo en vajilla. No sé, un lugar donde apetece estar y disfrutar. ¿Y si te digo que la familia es armenia y son puro amor? Aída derrocha amabilidad y nos trata como si estuviésemos en su casa. Realmente estábamos en su casa, su padre y su madre a los fuegos.
NUTRICIÓN
¿QUÉ? Producto fresco y de altísima calidad. Aparte de unas croquetas riquísimas (y minúsculas como canicas, así que bravo porque así no abusamos de la fritura), hay buenas ensaladas y crudités, minerales y vitaminas a tope. Tocan mucho la opción crudo o plancha, procesando el producto lo mínimo. Los acompañamientos de los platos son interesantes. Siempre he dicho que el acompañamiento de un plato tiene que ser más grande que lo que acompaña (ensalada más que filete). Otra opción es el queso halloumi (de Chipre) con tomate, hierbabuena y tortillas de trigo (el aporte proteico del queso es interesante en este plato). Y si de proteinas va la cosa, salmonetes (pescado azul), o paltilla lechal (carne jugosa y no muy grasa) son opciones acertadas.
¡Ojo al dato con los panes! Dejaros seducir por uno raro.
¿QUIÉN? Este restaurante es perfecto para gente ovolactovegetariana, o incluso para veganos estrictos ya que la opción de cereales como cuscús o verduras es amplia. Si da la casualidad que en nuestra mesa hay algún niño, también puede encontrar su lugar aquí. Comida colorida y divertida.
Orientólogos (amantes de la cocina oriental y palabra inventada por mi), pero sin ser explícito. Azafrán, arroces o salsa dhil entre otros. Si te gusta la mezcla de nuevos sabores y alimentos, este es tu lugar.
Situado en C/ Hermanos Bécquer 6, Madrid