Día lluvioso, gris, pero con una compañía inmejorable y como no, una buena comilona, o mejor dicho, ¡un buen desayuno de campeones!
Nuestro puesto
Levantarse pronto el sábado (mucho sueño) y a buena mañana disfrutar de un suculento desayuno no apto para personas que en vez de correrle sangre por las venas, les corra colesterol. Nos personamos en el bar del pueblo donde habíamos quedado con más gente a desayunar, porque como dice el refrán, #ComiendoSeEntiendeLaGente
Migas extremeñas
Hacía mucho que no comía migas, es un manjar que disfruto de pascuas a ramos, unas migas sueltas, nada grasientas, muy bien hechas.
Torrezno y chorizo
Este era el plato de los valientes, chorizo muy muy bueno, y unos torreznos en su punto, aunque yo los suelo preferir más hechos.
Huevos fritos
Mmmmm y además con puntilla como a mi me gustan. Sinceramente es un manjar unos buenos huevos fritos con chorizo, siempre lo he dicho.
Resultado final
Pues este es el desayuno típico de montería, sin café ni Colacao, todo acompañado de vino, y como mucho agua. ¡Agua, es lo que nos cayó después!
De camino al puesto
Una vez hecha la repartición de los puestos y rezado el correspondiente PadreNuestro (del cual casi ni me acordaba y he ido 15 años a un colegio de monjas), el postor nos llevó a nuestro puesto donde nos tocaba disfrutar de un buen día, bueno es un decir porque risa me entra al recordar las caras caladas de mis amigos.
Servidor en el puesto atento a algún cochino
Después de una dura y larga jornada de caza y practicamente rezando de nuevo para escuchar las caracolas que dan fin a la montería, bajamos como pudimos del puesto para asistir a la comilona que teníamos de la cual no hay fotos debido al hambre y a las horas que eran, pero eso sí, disfrutamos como si no hubiese mañana.
Resumiendo chavales, gracias por el fin de semana, y gracias a la abuela de Mariete que es una Santa.
Buenísimo
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